A las faldas del volcán, ni la lluvia ni el granizo detienen a los peregrinos.
Bajo un intenso frío, lluvia intermitente y momentos de granizo, peregrinos continúan su recorrido hacia la Basílica de Guadalupe, demostrando que la fe es más fuerte que cualquier adversidad. A lo largo del trayecto, a las faldas del volcán, hombres, mujeres y familias enteras avanzan paso a paso, impulsados por la devoción y la esperanza.
Aunque el cansancio físico se hace presente por las bajas temperaturas y las condiciones del camino, los creyentes mantienen firme su convicción. “Cuando el cuerpo se cansa, la fe siempre avanza”, expresan algunos peregrinos, reflejando el espíritu que los guía durante la jornada.
Estas escenas reafirman una tradición profundamente arraigada, donde la fe guadalupana se manifiesta con sacrificio, perseverancia y unidad, incluso frente a uno de los climas más difíciles de la temporada.




